domingo, 24 de mayo de 2020

Reseña: El fabuloso mundo del dinero y la bolsa de André Kostolany



El joven Kostolany con 18 años por orden de su padre se monta en el orient expres camino de París era el año 1924 y aún no había terminado sus estudios de bellas artes y filosofía. La curiosidad y las ganas de aprender y conocer a todo tipo de personas en los cafés de París lo llevaron al mundo de la bolsa. En el libro que nos trae esta semana  El fabuloso mundo del dinero y la Bolsa, hace un repaso tanto a la historia bursátil como los acontecimientos más importantes que ha vivido como especulador. Así como algunas anécdotas de gran personajes como del pintor Paul Gauguin que tras su fracaso como agente de bolsa y especulador lleno de deudas tuvo que ir huyendo para Tahití y el resto ya es historia.

Un millonario es aquel cuyo capital o renta no depende de nadie y es suficiente para satisfacer sus aspiraciones y necesidades. Que no trabaja, que no tiene que inclinarse ante un jefe ni ante los clientes y que puede mandar al infierno a todo aquel que no le agrada. Para él la especulación era un arte y un fin a la vez.

Quien tiene mucho dinero puede especular, quien tiene poco debe especular; quien no tiene dinero en absoluto está obligado a hacerlo. La bolsa era el mercado perfecto donde los ricos podían ganar más dinero o incluso ser totalmente pobres y los pobre poder alcanzar esa riqueza.  La pérdida en bolsa era lo más normal y la única forma de ganar era grabar a fuego esa experiencia en la perdida y volverse mejor inverso. Ya lo vivió su hermano con una inversión que no salió bien y se arruino por completo, pensó en suicido y gracias al dinero de su padre remedió el suceso.

Cuanto Mayor es el número de esos parásitos, mayor es la liquidez de mercado y mejor se recogen y suavizan las conmociones causadas por los movimientos al alza o a la baja. Cada vez que se produce un retroceso de las cotizaciones se presentan nuevos compradores que de ese modo protegen el mercado contra una caída brutal. En cada subida del curso bursátil, se presentan nuevos vendedores que actúan así, como en los movimientos a la baja, frenando el alza. Cuanto mayor es el número de esos parásitos, mayor es la liquidez.

 

Para comprender la bolsa en su conjunto hay que conocer el mecanismo de los movimientos al alza y a la baja, como se producen, cómo se desarrollan y cómo llegan a su fin.

No se puede considerar como un principio que las acciones buenas suben y las malas bajan. Tampoco que las cotizaciones bajan cuando las situación económica es mala y cuando es buena tienden a subir.

Tendencia = Dinero+ psicología

Las cotizaciones suben cuando hay ahorradores grandes y pequeños, que quieren y pueden comprar. Quieren comprar por que juzgan que la situación es buena y disponen de dinero. El mismo mecanismo funciona a la inversa lo juzgan como algo negativo y pueden invertir su dinero en otros sectores que dan mayores intereses ( Inmobiliario, cuentas de ahorro, deuda)

El estado tiene la mayor influencia en la bolsa, consta de numerosos instrumentos de dirección:

  • Política presupuestaria
  • Impuestos
  • Política de cambios internacionales de divisas
  • Tasas de descuento bancario
  • Restricciones crediticias
  • Liberación de los créditos
  • Política de impuestos
  • Política financiera

 

Fases de los movimientos cíclicos de la bolsa:

1.Corrección

2.Adaptación o acompañamiento

3.Exageración

Sobre el análisis técnico:

Existen docenas de teorías basadas en el análisis de los gráficos o curvas. Las hay para todos los gustos. Prescriben con todo detalle cuándo y cómo hay que comprar o vender. Yo no creo en absoluto en tales teorías.

 

Kostolany recomienda:  Confusión de confusiones, de José de la Vega, es el primer libro dedicado a explicar las transacciones con acciones. Fue publicado en Amsterdam en 1688, en español. El texto describe con bastante detalle las operaciones y las actividades de especulación. El libro ofrece una imagen fiel de la bolsa de Amsterdam del siglo XVII



 

Frases André Kostolany

El cliente nunca debe creer al agente, cualesquiera que sean sus promesas.

A la Bolsa hay que amarla ardientemente, pero tratarla con frialdad.

Para muchos, la Bolsa es un Montecarlo con música, pero hay que disponer de la antena adecuada para captar la melodía.

El analista piensa; la Bolsa actúa.

Timing es money.

No hay un boom que no tenga su crisis subsiguiente, ni crisis sin boom previo.

Las noticias falsas son peligrosas, pero una falsa exposición de noticias correctas es todavía más peligrosa.

Las cotizaciones siguen sin animarse aun cuando se conozca la razón de que así sea.

Los profesionales de la Bolsa presentan cada noticia del modo que mejor les va.

En la Bolsa, una verdad a medias es una mentira completa.

El jugador de Bolsa es el táctico; el especulador, el estratega. Cuando uno se traslada al terreno del otro, no tendrá éxito en ninguno de los dos.

La lectura e interpretación de los gráficos es una ciencia que busca inútilmente lo que el saber consigue.

No es necesario saberlo todo (balances, dividendos, etc.), sino entenderlo todo.

No sé lo que pasará mañana, pero sé lo que ocurrió ayer y lo que ocurre hoy, y eso ya es mucho.

El que en la Bolsa se conforma con poco, no es digno de ganar mucho.

Lo que dijo Moltke con respecto a la guerra puede aplicarse a la Bolsa: se precisan las cuatro G (Geld, Gedanken, Geduld y Glück: dinero, ideas, paciencia y suerte).

Sólo puede entender los problemas de la Bolsa el que los ha vivido con su propia experiencia.

Sin experiencia es muy difícil conservar los nervios en la bolsa

Especular no es un juego, sino una medida de protección de la propia fortuna.

¿Cómo se vuelve uno especulador? Como una joven inocente llega a la más antigua de las profesiones de la humanidad: se comienza por curiosidad, se continúa por diversión y se acaba haciéndolo por dinero.

En política todo es posible, incluso lo contrario de ese todo.

Nada es más fácil que vender valores al público cuando se le puede mostrar hasta qué punto han subido ya.

La especulación comienza con la intención instintiva de conservar para siempre los bienes de fortuna.

El agente de Bolsa ama al jugador, pero nunca le concedería la mano de su hija.

En cierta ocasión se ha dicho: el hombre pierde la razón con su último millón. Hoy el ahorrador lo pierde con su primer millón.

Rothschild puede provocar un alza, pero no impedir una catástrofe.

Hay que ir en contra de la tendencia, no correr tras ella.

La lógica de Bolsa no tiene nada que ver con la lógica cotidiana.

Quien no tiene las acciones cuando la cotización retrocede, tampoco las tendrá cuando suba.

No existe ningún buen ministro de Finanzas; sólo los hay malos y peores.

Cuando dos profesionales de Bolsa se saludan, no se preguntan como están, sino a cómo se cotiza el dólar.

En la Bolsa sólo las pérdidas son positivas; las ganancias, una ilusión.

Hay que tener miedo siempre, pero nunca aterrarse.

El conocimiento de la Bolsa es lo que queda una vez se han olvidado todos los detalles.

En la Bolsa, especulación es permanente improvisación.

La especulación en Bolsa es como una partida de póquer: cuando se tienen buenas cartas hay que ganar más de lo que se pierde cuando las cartas son malas.

El jugador a la baja es despreciado por Dios porque trata de enriquecerse con el dinero de los demás.

Tras una transacción con éxito, en muchas ocasiones el beneficio es sólo dinero prestado.

El optimismo de la Bolsa puede transformarse en el mayor de los pesimismos en veinticuatro horas.

Lo que todo el mundo sabe en la Bolsa a mí ya no me interesa.

¿Por qué le van bien las cosas al experto en inversiones con experiencia y consciente de su responsabilidad? Porque no tiene competencia.

En ninguna otra parte del mundo más que en la Bolsa se encontrarán tantas personas por metro cuadrado que viven por encima de sus posibilidades intelectuales.

Las cosas suceden en primer lugar de manera distinta a como se habían pensado: dos más dos no son cuatro, sino cinco menos uno.

Tener ideas no basta; realizarlas es más importante, pero para ello hace falta valor.

Es un desatino y hasta resulta perjudicial observar ininterrumpidamente las cotizaciones, calcular cuánto se ha perdido o se ha ganado. Cuando se está convencido de la certeza de la inversión realizada, hay que permanecerle fiel, ser firme y duro y tener paciencia.

Los únicos testigos que prueban el éxito de un especulador de Bolsa son sus herederos.

Un profesional serio de la Bolsa puede desilusionar a sus herederos, pero nunca a su banquero.

Cada país tiene los profesionales de Bolsa que se merece.

En muchos casos, al profesional de la Bolsa le está prohibido volver la vista para mirar las antiguas cotizaciones: podría pasarle como a la mujer de Lot.

La diferencia entre especulación e inversión no depende de la calidad de los valores, sino de la cantidad. Los fondos de inversión en los paraísos fiscales tienen todos la misma etiqueta: Made for Germany.

Se puede ganar, se puede perder, pero recuperar lo perdido es imposible.

Sólo pueden entender los problemas de la Bolsa aquellos que los han vivido en sus propias experiencias.

En la Bolsa todo es posible, incluso lo lógico.

El especulador, como el cocodrilo, debe dormir con los ojos abiertos.

En la Bolsa no se pueden prever los acontecimientos; sólo adivinarlos.

Si hay que comer carne de cerdo, que al menos sea de la mejor calidad.

Antes de haber llegado a comprender e incluso dominar un poco la Bolsa, es preciso haber pagado el aprendizaje con mucho dinero.

En sus reacciones, la Bolsa se comporta con frecuencia como el borracho: llora con las buenas noticias y se ríe de las malas.

 

Diez mandamientos:

  1. Tener ideas, actuar de modo reflexivo. ¿Se debe comprar? Si la respuesta es afirmativa, ¿dónde, en qué rama y en qué país?
  2. Tener suficiente dinero para no verse obligado a actuar bajo presión.
  3. Tener paciencia, pues en primer lugar todo sucede de manera distinta a como uno había pensado; y en segundo lugar, vuelve a suceder de manera distinta a como uno había pensado.
  4. Ser duro y firme cuando se está convencido de algo.
  5. Ser flexible y contar siempre con que en nuestras ideas pudo haber un error.
  6. Vender siempre que se está convencido de que las cosas han cambiado por completo.
  7. Revisar de vez en cuando la lista de valores para comprobar cuáles son los que se deben comprar.
  8. Sólo comprar cuando se considera que es una gran fantasía.
  9. Tomar en cuenta todos los riesgos, incluso los más improbables, o sea: contar siempre con los imponderables.
  10. Seguir siendo humilde, aun cuando la razón está, demostradamente, a nuestro lado.

  1.  

Diez prohibiciones

Seguir las confidencias y creer las informaciones secretas.

2. Creer que los vendedores saben por qué venden o los compradores por qué compran; es decir, creer que ellos saben más que uno mismo.

3. Querer recuperar lo perdido.

4. Tomar en consideración las cotizaciones antiguas.

5. Cuando se tienen valores cotizables, dejarlos dormir y olvidarlos, con la esperanza de conseguir una mejor cotización; es decir, dejar pasar el tiempo sin tomar una decisión.

6. Seguir las variaciones de cotización de manera continua hasta en sus más pequeños cambios, y reaccionar a cada variación.

7. Hacer balance de manera continuada para saber siempre cuáles son los beneficios o las pérdidas del momento.

8. Vender simplemente porque se quiere obtener un beneficio.

9. Dejarse influir en pro o en contra por simpatías o antipatías políticas

10. Sentirse excesivamente satisfecho y presumir sólo porque se ha conseguido un beneficio.

 

Bonus track:

Si habéis llegado hasta aquí y tenéis ganas de aprender más os dejo el enlace para bajar el libro de cabecera de Kostolany la confusión delas confusiones de José de la vega publicado en 1688


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